


Así se lo dije a Agustín Galiana, voz y alma de The Garbo, nada más conocerlo y poder escuchar a The Garbo: David Lynch, sin duda alguna, deberías enviarle la maqueta. Él se reía y me retaba a conseguirle la dirección. Dirección conseguida y ahora, un año después, tras varios conciertos, The Garbo vuelve a la Sala Galileo Galilei, a trasnformarla en cabaret posmoderno para presentar su single en una noche que, si bien no es la de S. Juan, no dejará de tener la misma magia, donde los sueños pueden hacerse realidad y donde se asegura que nadie saldrá de allí con las manos ni el alma vacías.
Vamos poco a poco... dice The Garbo pero no hay que creerles ya que sin saltarse ningún peldaño está claro que su escalada no ha hecho más que comenzar. Es solo un juego y te muerdo un poco... y casi exhibiendo la yugular para ser modido he de llevarles la contraria y decir que su proyecto no es fruto del juego o del azar, sino de eso que no puede denominarse más que de otra forma que "alma de artista" con la que está dotado Agustín Galiana, capaz de echar mano de todos sus recursos y fuentes para crear este nuevo estilo, electrónico pero a la vez tan Belle Époque, tan cabaret e internacional que no deja de ser eso, Agustín: David Lynch. Un sueño en el que todo es posible, un sueño teatral, cantado y escenificado que transporta e hipnotiza y en el que el único juego está en las palabras y en los límites y reglas que cada uno esté dispuesto a imponerse, quebrar o saltarse al escucharlos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario