Todos tenemos derecho a pensar libremente. Y a ser responsable de nuestros actos presentes, pasados y futuros... ... Y sí!! ... hoy estoy espesito, y dejo de actuar por 3 minutos ...... prepárense.
Parece que, a grandes rasgos y teóricamente, han pasado los tiempos de la represión, del silencio obligatorio, del miedo, de las mentiras, de esconderse, de los tejemanejes, de las manipulaciones emocionales, de los puntapiés por debajo de la mesa. Pero no, solo lo parece. Una cosa es parecer y otra muy diferente ser. Este espejismo se ha quedado adherido en el seno de las familias españolas. Sobre todo cuando ésta se convierte en una especie de secta endogámica donde todos tienen la misma linea de pensamiento, y si decides pensar en círculo y escuchar, sentir o hacer otra cosa ... se te veta, castra y exilia.
¿Quienes son los intolerantes? Aquellos que condenan a muerte a los que pensamos y sentimos diferente. Aquellos que quieren que sigamos amedrantados y con la boquita cerrada. Los que pretenden que sigamos en silencio sufriendo las hemorroides, haciendonos cargo de la mierda ajena. Aquellos que cierran la puerta al dialogo y a la verdad. Aquellos que solo se escuchan a si mismos. Los que son incapaces de reconocer un error. Aquel que con su lengua infecta el oído del vecino. Aquellos que se entrometen. Aquellos que confunden el dialogo con juicios de valor y se niegan a la comunicación. Aquellos que se hacen los ofendidos y solamente quieren dividir y separar. Los que pretenden venderte la moto roja con llantas de aleación. Los que apoyan la venta, también. Aquellos que te colocan en el lugar incorrecto. Aquellos que son infieles a sus propios principios. Aquellos, que por su adolescencia ya demasiado madura, no pueden resolver sus conflictos sin rumiar venganza y rodearse de beatos adeptos. Aquellos que hieren gratuitamente.
... Y libranos del mal
Amén.
Por la libertad de expresión y pensamiento.